Nada de lo que hacemos o decimos se pierde en el vacío. El aire está lleno del pensamiento de todos. Almafuerte. (1854-1917)

domingo, 20 de noviembre de 2011

La forma de ver las cosas.

Lo que produce nuestra felicidad o desgracia no son las cosas tal como son, sino nuestra forma de comprenderlas. Cada uno vive en mundos diferentes. Por tanto, es menos importante lo que sucede en la vida que la forma de experimentarlo.
Uno envidia a otros por sucesos interesantes en su vida, pero en realidad, debía tener envidia de la sensibilidad por la cual, parece tan interesante su descripción. Por ejemplo, un viaje para una persona curiosa e interesada por la aventura no es lo mismo que este mismo viaje para una persona apática o aburrida.
En vez de ambicionar bienes ajenos, es mejor tener un temperamento alegre y una mente sana. Aunque esto depende de la salud. Mens sana in corpore sano.


Schopenhauer nos advierte que los temperamentos sombríos y miedosos encuentran más sufrimientos no reales que los temperamentos alegres. Quien teme siempre lo peor, se equivoca tantas veces como aquel que siempre espera lo mejor.
Otra cosa sería el mal genio, esto es cuando una persona ante oportunidades iguales a favor o en contra de ella, no se alegra cuando el resultado es favorable, y sin embargo se enfada cuando es desfavorable. Buen genio es el que se alegra con un buen resultado y no se enfada con el desfavorable.


La sensibilidad para impresiones agradables o desagradables es diferente para cada persona. Se trata de que cada cual trate de modificar aquel aspecto de su persona que no colabora a su propia felicidad.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Oportunidades perdidas

Cuando vemos las oportunidades que hemos perdido en nuestra vida, nos lo reprochamos a nosotros mismos. Pero debemos comprender que el curso de nuestra vida, no es nuestra propia obra sino producto de dos factores: un conjunto de acontecimientos y una serie de decisiones.
En ambos, nuestro horizonte es limitado. No podemos prever nuestras decisiones ni predecir los acontecimientos. Solo podemos conocer las decisiones inmediatas y los acontecimientos actuales.
Por tanto, nos vamos dirigiendo a nuestra meta de manera aproximada, según las circunstancias que nos rodeen, y tomamos decisiones esperando acertar cómo llegar a nuestro objetivo. Así nuestros propósitos y nuestras circunstancias, tiran en dos direcciones distintas. La diagonal es nuestra vida.Tampoco en nuestros planes tenemos en cuenta las transformaciones que el tiempo opera en nosotros. Por ejemplo, pasamos meses o años preparando una obra y el tiempo, inadvertidamente nos va quitando la fuerza para la obra misma.
Son factores a tener en cuenta a la hora de valorar nuestras oportunidades perdidas. Podemos tener, aparentemente, libertad de elección en todos nuestro actos, pero en definitiva son las circunstancias quienes en mayor o menor medida pueden decidir por nosotros. Ortega y Gasset habla del Héroe, aludiendo a quien no se deja llevar por dichas circunstancias. El texto al que hago referencia es el que abrió este blog y se puede leer en http://hantoniaconache.blogspot.com/2010/05/para-los-heroes-anonimos-probablemente.html