Nada de lo que hacemos o decimos se pierde en el vacío. El aire está lleno del pensamiento de todos. Almafuerte. (1854-1917)

lunes, 4 de febrero de 2013

Sobre la cultura


La cultura puede ser educacional, étnica, popular, cultura de masas…y varios conceptos más en los que interviene dicha palabra. Pero yo me voy a referir a la cultura en la que estamos inmersos, de la cual aprendemos y que afecta a nuestros actos, voluntaria o involuntariamente.
Una definición podría ser: la cultura es una creación de señas, signos y rasgos definidos, que son impuestos y aceptados por los humanos y que permiten diferenciar a personas, grupos, comunidades y países. Existen otros rasgos que podemos elegir a medida que crecemos y pensamos e incluso nos podemos incluir en un círculo social determinado, apropiándonos de las señales del grupo: indumentaria, gustos musicales, forma de actuar… Pero a pesar de poder tomar decisiones propias respecto a nuestra identidad, comprobamos que la base ya está hecha, es decir, pertenecemos a una comunidad con unos rasgos y costumbres peculiares que identifican a todos los que comparten la misma cultura.
El dilema comienza en la necesidad que tenemos de formar parte de un grupo o una comunidad y a la vez de distinguirnos de esa entidad por nuestros propios valores y originalidad,  es decir, queremos pertenecer a la comunidad y a la vez mantener rasgos individuales. Estos rasgos se buscan, pero dentro de los límites marcados por la propia sociedad. 
La cultura también sirve para salvaguardarnos de las influencias del “otro”. Son identidades creadas que se han construido tomando como referencia la cultura de los pueblos o grupos que nos rodean, constituyendo una forma de protegernos de su influencia y de valorarnos de una forma determinada respecto a los “otros”. Valdría como ejemplo decir: “los andaluces son…o los vascos…”  La cultura en este sentido es un uso del poder establecido para preservar sus bases y su legitimidad.
La cultura se aprende desde niños mediante actos cotidianos, creciendo dentro de la propia sociedad.  Se transmite a través de la observación, los niños ven lo que pasa a su alrededor y modifican su comportamiento tomando conciencia de lo que en su cultura se considera bueno o malo. Ocurre de modo inconsciente no porque otros lo digan.[1]
 El aprendizaje  incluye opiniones, costumbres y valores propios de esa cultura. Indican cómo hacer las cosas y cómo interpretarlas, lo que está bien, lo que está mal y como distinguirlo. Pero no todos tienen la misma opinión o actúan de igual manera, existe una estructura común a todos y sobre ella elementos individuales.
El ser humano se completa a través de la cultura adquiriendo aprendizajes, conceptos y sistemas de especificación simbólica. “Entre lo que nuestro cuerpo nos dice y lo que tenemos que saber para funcionar, hay un vacío que debemos llenar nosotros mismos y lo llenamos con información (o desinformación) suministrada por nuestra cultura.” [2]
Por ejemplo, la capacidad de hablar es innata, la de hablar idiomas es cultural. Los gestos  los podemos hacer todos, pero son aprendidos y en cada cultura significan algo distinto.
 La gente hace suyo el sistema establecido de significados y símbolos y lo utilizan para definir su mundo, expresar sentimientos y hacer juicios. Le ayuda a guiar sus comportamientos y percepciones a lo largo de sus vidas.
 El hombre es un animal inserto  en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre, y que el análisis de la cultura ha de ser por tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones.”[3]
           



[1] C.P. KOTTAK. Antropología cultural.  Madrid 1997. p.17-26
[2] GEERTZ. P. 55
[3] C. GEERTZ. La interpretación de las culturas. Gedisa Edit. Barcelona 2000. p. 20