La sabiduría de la
vida debería enseñar a vivir feliz, pero sin una mentalidad estoica, que suponga
renuncia y austeridad y sin un aire de
maquiavelismo, al querer alcanzar la felicidad a costa de todo lo demás. Estos
extremos están vedados para alcanzar la felicidad. El problema viene dado entonces en determinar qué se entiende por
felicidad. Para unos será la riqueza, los honores, la fama o el placer. Aristóteles concluye
diciendo que la felicidad se obtiene mediante la práctica de la virtud.
Hay que vivir la vida de acuerdo a
nuestra razón y búsqueda de la verdad, actuando bien, e intentando conocernos a nosotros mismos. Tener alegría de ánimo y temperamento feliz, salud, tranquilidad de espíritu y bienes externos en medida reducida.
Pero la experiencia nos dice que la felicidad es una quimera, mientras que el
sufrimiento y el dolor son reales. Si nuestra experiencia vital diera sus frutos,
dejaríamos de buscar la felicidad y procuraríamos solo escapar del dolor: “El
prudente no aspira al placer sino a la ausencia de dolor” dice
Aristóteles.
Lo mejor que se puede encontrar es un presente sin dolor, tranquilo y
soportable. No hay que estropearlo esperando alegrías imaginarias, o
preocupaciones ante un futuro incierto. Lo mejor es disfrutar del presente como
algo realmente seguro.
Hola amiga. Tema controvertido para mucha gente puesto que significa "utopía". Pero claro se nos está vendiendo la felicidad junto al éxito como un modelo de consumo, apariencia, hedonismo...y claro, eso para nada se corresponde con lo de "gente feliz". Si en vez de buscar el éxito, buscáramos ser personas valiosas, entonces todo cambiaría. La felicidad, como decía D. Quijote, no está en la posada, sino en el camino. Es una forma de viajar por el mundo. Una forma de contemplar la realidad, y hasta ahora la gran mayoría de la gente de este sistema mundo, la ha buscado por caminos equivocados. Pero nosotros, que para algo tenemos "imaginación" y "creatividad" podemos elegir, ya que no somos máquinas programadas. Por eso debemos escribir nuestras propias vidas y no dejar que nos escriban otros y dirijan por donde no queremos ir. Merece elegir nuestro camino y estar contento con nosotros mismos. Para ello debemos empezar por conocernos. Comprobar que hay una buena relación entre lo que he deseado y lo que he conseguido. Es decir, la felicidad es la buena administración del deseo. Debemos conocer bien nuestras fortalezas y debilidades para saber decidir por el camino correcto. Todo el mundo es excelente en algo, decía Eistein, pero si eres un pez, por ejemplo, no podemos subir a un árbol como un mono. El pez tiene un hábitat y unas limitaciones para vivir dentro del agua, fuera se moriría. No es que sea un inútil es que está habilitado para ser feliz dentro del agua. Igual pasa en el ser humano. Hay muchos caminos y muy distintos para cada persona. Desde el que disfruta paseando, de tertulia, cantando o escuchando música, hasta el que le gusta la soledad y recrearse en ella, la espiritualidad... Es sencillo y no simple. Lo sencillo es lo natural, aquello que se hace con naturalidad, pero se le teme porque no es lo que la sociedad o la gente que nos rodea espera de nosotros. Sin embargo debemos ser valientes y disfrutar de lo que elegimos.
ResponderEliminarUn abrazo de felicidad.
Tu comentario se merece una entrada, y poco voy a añadir que no hayas dicho ya. Tu sabia reflexión hace recapacitar y buscar la felicidad por el camino de lo cotidiano, no es que sea más fácil, pero está más a mano.
ResponderEliminarAbrazo Amigo.