Nos quedamos debajo del Puente de Triana mientras nos
explican el tsunami provocado por el terremoto de Lisboa en 1755, que arrasó Cádiz, Huelva y llegó río arriba hasta Triana. Ese día el agua hubiera
llegado a la cabeza del león, si por aquel entonces estaba construida. (Dato
que no he podido encontrar) pero que dejó huella en el flamenco:
El día del terremoto
llegó el aguita hasta arriba.
Pero no pudo llegar
a donde llegó mi fatiga.
De allí nos vamos para la Parroquia de Santa Ana pasando
antes por la Casa
de las Columnas, o antigua Universidad de Mareantes. Construida en 1780, emplazada sobre la desaparecida Capilla de la Virgen del Buen Aire. El hecho de
que el presbítero Fernando Narbona colocara en el jardín una cruz de madera, en
el lugar que ocupó el Sagrario puede confirmar el hecho.
Tras la desamortización fue adquirida por el cubano Rafael
González Abreu, promotor del instituto hispano-cubano de Historia de América y
ya en nuestro siglo pasó de corral de vecinos hasta 1973, a ser adquirido por el Ayuntamiento, como una de sus dependencias y en diciembre del
92 cedido como centro cultural.
Pasamos a ver la Parroquia
de Santa Ana por el exterior ( la Catedral de Triana, dicho por algunos).
Fue el primer templo construido fuera de las murallas de la
ciudad por orden de Alfonso X el Sabio en 1285, dedicado a Santa Ana por una
intervención milagrosa en el propio rey.
Su volumen exterior es muy irregular debido a las capillas y
contrafuertes adicionados a las naves laterales. Unas están enlucidas y otras
en ladrillo visto. En su revestimiento se alternan el color albero, blanco,
almagra y el azul de los azulejos vidriados.
De las tres portadas que presenta, es la del Evangelio la
que conserva su decoración primitiva, con caracteres propios del estilo
románico al gótico. Las otras dos portadas, la Principal y de la Epístola
fueron reformadas completamente en el siglo XVIII .
La portada del Evangelio es abocinada con arquivoltas
apuntadas enmarcadas por un gablete sobre el que aparece un doselete románico.
En su parte superior conserva dieciséis cabezas de león de piedra en estilo
románico que sujetaban el alero.
En el terremoto de Lisboa resultó muy dañada y se llevaron a
cabo importantes reformas, modificando su fisionomía medieval.
En 1970-75 el arquitecto Rafael Manzano Martos la restaura
eliminando las pinturas del interior quedando en ladrillo visto.
La visita concluye entre anécdotas e historias de los
desaparecidos corrales de vecino.
Os animo a conocer un poco más Andalucía.
Os animo a conocer un poco más Andalucía.