Dice un tango que veinte años
no es nada, pero las personas y las mentalidades van cambiando sin que apenas
nos demos cuenta. Como ya avisé en la entrada anterior, la Biblioteca Luis Cernuda de Montequinto, que ahora es “grande” en muchos sentidos, está conmemorando sus
veinte años de servicio y aportación a la cultura de nuestro barrio. Una de sus
actividades fue la elaboración de un “libro gordo” donde las personas se
inventan historias, poesías o cuentos y una serie de pintores los ilustran.
Entre las que yo me encontraba.
Pues bien, si hace veinte años
los cuentos escritos por niños eran más bien lo clásico, salvo excepciones,
esto es hadas, princesas, villanos, futbol, coches…etc. Veinte años después el
nerviosismo que sentía al enfrentarme a esta prueba y resultar airosa, se
transformó en desasosiego, pues en ella participaban también personas mayores,
además de niños y niñas. A mi parecer el nivel cambió y aprecié una tendencia
algo más abstracta y espiritual, tanto en mayores como en pequeños. Dibujé
poesías, cuentos extraños para meditar, párrafos difíciles de materializar en
un dibujo…En definitiva realicé tal ejercicio mental que aún me estoy
recuperando, pero salí muy satisfecha. Solo espero que los escritores quedaran
contentos con sus ilustraciones.
Desde aquí doy las gracias a los
organizadores de la actividad por el esfuerzo realizado. Yo me sentí como en
casa.
He aquí algunos ejemplos: