Nada de lo que hacemos o decimos se pierde en el vacío. El aire está lleno del pensamiento de todos. Almafuerte. (1854-1917)

jueves, 10 de marzo de 2016

El color del cristal

Las cosas son como son, la diferencia está en cómo las miramos. Esta es una frase que me repito cada vez que siento una contrariedad en mi vida. Intento  ver las cosas de otra manera. De una manera que no  me provoque disgusto, y debo decir que lo consigo.



Lo que produce nuestra felicidad o desgracia no son las cosas tal como son, sino nuestra forma de entenderlas y asimilarlas.
La sensibilidad para impresiones agradables o desagradables es diferente para cada persona. Se trata de que cada cual trate de modificar aquel aspecto de su persona que no colabora a su propia felicidad.

El filosofo Schopenhauer nos advierte que los temperamentos sombríos y miedosos encuentran más sufrimientos no reales que los temperamentos alegres. Pero tiene las mismas posibilidades de equivocarse aquellos que siempre temen lo peor como los más optimistas que todo lo ven bien.

Otra cosa sería el mal genio, esto es cuando una persona ante oportunidades iguales, nunca se alegra cuando el resultado es favorable, y sin embargo se enfada cuando es desfavorable. Buen genio es el que se alegra con un buen resultado y no se enfada con el desfavorable.


Aparte del buen o mal  genio, una forma de andar por la vida es considerar los pro y los contras de todas las cosas que nos afectan, haciendo mucho más hincapié en lo bueno de cada circunstancia. Debemos considerar que lo aparentemente bueno para nosotros a veces no lo es tanto y al contrario, cualquier asunto que nos parece perjudicial a nuestra vida, a la larga nos puede causar más beneficio personal y emocional. Todo depende del color del cristal con que se mire.