Nada de lo que hacemos o decimos se pierde en el vacío. El aire está lleno del pensamiento de todos. Almafuerte. (1854-1917)

lunes, 27 de agosto de 2012

Cantes flamencos americanos.

Óleo de Martín Morgado
El flamenco es canalizador de sentimientos: alegría,  dolor, amor, miedo…las injusticias o las protestas sociales están presentes en sus letras. Es la forma de expresarse el pueblo llano, aunque su origen no está claro.  Distintos sones y ritmos de diferentes meridianos conforman  la música flamenca. En un principio, los expertos en el tema achacaban su formación a la mezcla entre los cantes andaluces y las aportaciones del pueblo gitano, pero finalmente se vuelven los ojos hacia las tierras americanas dado el contacto continuado durante siglos que tuvieron con Andalucía. De estas influencias mutuas se alimentaron las coplas flamencas.
Uno de los investigadores a cerca del tema que mantiene esa opinión es el Profesor Faustino Núñez. Además de no vincularlas en su totalidad al pueblo gitano, afirma que  algunas coplas flamencas tienen una gran influencia americana por varios motivos: Por su situación geográfica y por la relación colonial, comercial y artística entre ambos lados del Atlántico.
El flamenco no se puede confundir con folklore ni tiene un único origen. La variedad de tonos de sus notas son características de la música oriental o de los cantes americanos: “…el flamenco es la reinterpretación artística de la tradición musical hispana en la que convergen diversas culturas”.
El Profesor, como músico distingue compases y sones procedentes de América que son idénticos a ciertas coplas flamencas. Algunos eran los llamados Cantes de ida y vuelta, denominados así porque a causa de las ideas etnocentristas, se pensaba que eran coplas nuestras, llevadas por los andaluces y que volvieron de América con su influencia. La investigación basada en estudios de  hemeroteca y musicales, demuestra que son músicas de origen americano que los flamencos reinterpretan, por tanto hay que llamarlos Cantes americanos.
            Era lógico pensar que la influencia americana en España era una realidad, y mucho más en la música: Grupos de comedias  iban a “hacer las Américas” y durante la  gira, aprendían  cantes y ritmos que posteriormente mostrarían en la península.
Sin duda, América revolucionó la música. Desde 1493 hasta 1830 los primeros estilos flamencos se nutren de estilos provenientes de esas tierras. Por ejemplo:
           
            El tango cubano llega a Cádiz a mitad del siglo XIX y se adapta en distintas versiones y según los ritmos y pequeñas variaciones musicales se transforman en habaneras, tientos, rumbas, la farruca y el garrotín.
         Del punto cubano surge la guajira, y la petenera que se creía de origen sefardí o de Paterna de Ribera, resulta que procede de Méjico, del Petén. El son llega a Cádiz y los flamencos la interpretan en versión flamenca.
            Las colombianas son las guajiras con aire de tango y sería Pepe Marchena quien las populariza a raíz de una copla llamada Mi colombiana. Este estilo se denominó colombianas
           De Argentina, gracias a Paco de Oro y su hija llegan las milongas de Pepa Oro inspirada en sones porteños. Una versión más triste sería “La hija de Juan Simón” y de esta versión melancólica surge la vidalita.
          De la guaracha cubana tenemos la rumba flamenca con su variante de rumba catalana.
En cuanto a instrumentos flamencos americanos, solo tuvo éxito el cajón peruano, incorporado al género por  Paco de Lucía y Rubén Lanzas.
La fusión continua, la música es libre y se convierte en un lenguaje universal que nos une a todos, que puede expresarlo todo y que gracias a investigaciones como estas reconocemos las buenas influencias recibidas.
Pero como  mis conocimientos son muy limitados, os propongo los blogs del Profesor Faustino Núñez y la conferencia en la que aborda estos Cantes de ida y vuelta. Si tengo algún error, en estos blogs se subsanará. Espero que os interesen.

jueves, 2 de agosto de 2012

La Cueva del Agua

Paisaje exterior de la Cueva
A unos 25 Km de Cazorla se encuentra la Cueva del Agua. Un lugar que durante toda su existencia fue santuario, un lugar telúrico donde la naturaleza muestra parte de su esplendor y su misterio.  A la vista resulta inaccesible, pero cuando lo inaccesible se alcanza, se produce la plenitud que provoca la contemplación de este paraje. Se entra a través de un túnel de unos diez metros de largo por uno de alto, por lo cual, ya se entra inclinado, como si se tratara de un templo. Cuando al terminar el túnel se levanta la cabeza, se produce una gran impresión al contemplar una cueva luminosa, donde una gran cascada vierte agua sobre un estanque natural junto al que se encuentra la pequeña imagen de la Virgen. La bóveda  entreabierta al cielo, continuamente suelta gotitas de agua, pero nadie se moja, las personas que entran callan de momento y se dejan llevar por el sonido de la naturaleza y a la vez por sus silencios. Resulta una experiencia inolvidable. Lamentablemente no tengo palabras para referir estas sensaciones.
La leyenda cuenta que la virgen se le apareció al reyezuelo de Tiscar, Mahomad Abdón allá por el año 1319, durante la conquista cristiana. El Castillo de Tiscar, estaba en  posesión de los moros y pensaron que los ataques cristianos eran para recuperar la imagen de la Virgen que estaba en su poder. Para hacerles desistir de la lucha, la arrojaron hasta la Cueva del Agua que estaba al pié de la fortaleza, pero tantas veces la tiraban, tantas veces la Virgen volvía arriba, hasta que Mahoman Andón enfurecido la destrozó en mil pedazos. Finalmente arrepentido por su acción contó lo sucedido a los cristianos que la restauraron y se le levantó la capilla para rendirle culto. En el interior de la Cueva se puede ver una oquedad con la imagen de la virgen y repleta de figuras votivas que dejan los creyentes.
Oquedad donde se encuentra la imagen de la Virgen